11 razones por las que decidí educar en casa

razones para educar en casa y motivos por los que decidí hacerlo

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¿Eres mamá reciente o pronto lo serás y has decidido educar a tu(s) hijo(s) en casa? ¿Te gustaría conocer las razones y motivos detrás de esta opción educativa?

Quizás hayas escuchado acerca de la educación en casa o «Homeschooling» y la educación sin escuela o «Unschooling», métodos que permiten que los niños aprendan y reciban educación sin tener que asistir a una escuela tradicional. ¿Te interesaría aprender más sobre estos enfoques?

Tal vez has considerado sacar a tus hijos de la escuela, pero tienes muchas dudas al respecto. Si este es el caso, ¡no te preocupes! Yo también pasé por esa situación y estaré encantada de compartir mi experiencia contigo.

En este artículo te contaré cómo tomé la decisión de educar sin escuela y te presentaré mis 11 razones para educar en casa. Pero antes de entrar en materia, empecemos por entender bien los conceptos.

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¿Qué es el Homeschooling o educación en casa?

El Homeschooling, también conocido como educación en casa, es un método de aprendizaje en el cual los padres se encargan de la educación de sus hijos en su propio hogar. Es decir, tomamos (los padres) la responsabilidad total de la educación de nuestros hijos.

Los motivos por los que algunos padres deciden no enviar a sus hijos a la escuela y prefieren enseñarles en casa son variados, pero suelen estar relacionados con cuestiones morales y/o personales, la mayoría está en desacuerdo con el sistema educativo convencional.

Si estás considerando el homeschooling para tus hijos te invito a informarte muy bien, definir tus razones y pensarlo muy bien.

¿Qué es el Unschooling o educación sin escuela?

El unschooling, es una forma de educación en el hogar que se diferencia de otras formas de educación en casa, ya que no cuenta con un maestro ni un plan de estudios para dirigir el aprendizaje de los estudiantes.

En el unschooling, los padres actúan como facilitadores, proporcionando una variedad de recursos para que sus hijos puedan explorar, aprender y dar sentido al mundo que les rodea. El objetivo es que los niños puedan expandir su curiosidad natural y desarrollar sus intereses, necesidades, metas y planes.

A mí me parece importante conocer y entender estos conceptos, aunque algunos autores apoyen más un método que otro. En mi opinión, no hay necesidad de separarlos. Si me preguntas si es mejor el unschooling que el homeschooling, te diré que ambos pueden ser beneficiosos, siempre y cuando los elijas con plena consciencia y con el objetivo de mejorar la experiencia de aprendizaje de tus hijos.

Si has decidido no escolarizar a tu hijo, tú tienes el control sobre qué, cómo, cuándo y dónde enseñarle. Esa es una de las muchas ventajas de la educación en casa. Sin embargo, te recomiendo que tomes los conceptos como informativos y no como limitativos.

Si estás pensando en educar en casa, mi recomendación es que primero determines tus objetivos y las razones por las que quieres hacerlo. ¿Cuál es tu por qué y para qué? Este será el punto de partida para tomar decisiones posteriores. ¡Anímate a explorar esta alternativa educativa! aunque al final elijas no sacar a tus hijos de la escuela.

 

¿Cuándo y cómo tomé la decisión de educar sin escuela?

Como madre, mi principal objetivo es brindarle a mi hija lo mejor. Sin embargo, para mí, lo mejor no se trata de comprarle una gran cantidad de juguetes o de darle todo lo que quiera. Para mí, lo mejor significa darle amor, momentos felices, consejos, educación, guiarla y apoyarla en su crecimiento.

Desde que nació mi hija, siempre he tenido en claro que quiero que sea una persona feliz y realizada, y para eso es fundamental que haga cosas que realmente le apasionen y que la ayuden a descubrir sus talentos y habilidades.

Basándome en mi experiencia, sé que en la escuela no siempre se les brinda a los niños la oportunidad de explorar y desarrollar sus intereses y talentos, lo cual me preocupaba, así que cuando estuve embarazada empecé a investigar opciones de educación alternativa. Fue entonces cuando descubrí la posibilidad de educar en casa y comencé a investigar más sobre el tema.

Después de conocer todos los beneficios que ofrece la educación en casa, dejé a un lado mis miedos y dudas y decidí que era lo mejor para mi hija. Antes de tomar esta decisión, hablé con mi pareja y ambos estuvimos de acuerdo en que era lo correcto para nuestra familia.

Aunque yo seré la responsable principal de este proyecto, mi pareja también participará en muchas actividades, ya que sus conocimientos, habilidades y fortalezas complementarán la educación de nuestra hija. Esto, sin duda, fortalecerá nuestro vínculo familiar y nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos juntos.

¿Por qué elegí la opción de educar en casa?

Tenía claro por qué no quería escolarizar a mi hija, pero después de leer «Las siete lecciones del maestro de escuela» de John Taylor Gatto, mis razones se fortalecieron. Tomándolas como referencias, a continuación, te presento las 11 principales razones por las que decidí educar en casa:

1. Sistema educativo obsoleto

Vivimos en un mundo que está en constante evolución. Si nos detenemos un momento a observar, veremos que todo ha cambiado. Por ejemplo, los teléfonos celulares que utilizamos hoy en día no se parecen en nada al que Martin Cooper diseñó en 1973. Lo mismo ocurre con los automóviles, que son muy diferentes al que Nicolás-Joseph Cugnot construyó en 1885. Podríamos citar muchos más ejemplos.

Sin embargo, ¿por qué nuestro sistema educativo sigue siendo prácticamente el mismo desde hace 200 años? ¿Es esto lo que nuestros hijos necesitan en estos tiempos? Desde mi punto de vista, no lo es. El contenido del plan de estudios no es lo que pretendo que mi hija aprenda, al menos no en su totalidad, soy consciente de que hay cosas que deben enseñarse, pero otras no las considero indispensables y sobre todo no en los tiempos estipulados por las personas que diseñaron dicho plan.

Ahora, la llegada de la inteligencia artificial ha cambiado muchas cosas y ha puesto más en evidencia la necesidad de transformar el sistema educativo. Sin embargo, no sabemos si esto ocurrirá en un futuro cercano. Afortunadamente, existe la opción de educar en casa como una alternativa viable y cada vez más viable y posible para muchos padres.

2. Reglas que aportan poco o nada

Existen numerosas reglas y normas que deben ser cumplidas en las escuelas, pero en mi opinión, muchas de ellas carecen de sentido.

Por ejemplo, se requiere hacer honores a la bandera todos los lunes y asistir vestido de gala, levantarse de la silla cuando entra el director o algún visitante al aula, y pedir permiso para hablar, ir al baño, levantarse, entre otras cosas.

Estas acciones, en lugar de fomentar la iniciativa en los estudiantes, los convierten en personas que siempre esperan a que se les diga qué hacer.

Entiendo, la importancia de establecer un ambiente ordenado en un salón de clases, para facilitar el aprendizaje, pero no creo que esto deba llevar a la sumisión de los niños. Creo que se pueden establecer reglas y límites claros sin limitar su espíritu de curiosidad, descubrimiento y exploración.

En mi opinión, los niños deben ser alentados a hacer preguntas, a ser curiosos y a desafiar el status quo. De esta manera, podrán desarrollar habilidades críticas y creativas que les permitirán sobresalir en un mundo en constante cambio y evolución.

En lugar de simplemente imponer reglas y normas, los profesores deben ser guías y facilitadores en el proceso de aprendizaje, y trabajar en conjunto con los estudiantes para fomentar un ambiente de colaboración y respeto mutuo.

3. Materias con tiempos determinados

Cada materia tiene un tiempo limitado asignado en el plan de estudios, independientemente de si el estudiante ha comprendido el tema o no. Una vez que se cumple el tiempo establecido, el profesor pasa a la siguiente materia sin importar si algún estudiante necesita más tiempo para comprender.

Reconozco que también es importante, que los niños desarrollen habilidades para aprender de forma autodirigida. Sin embargo, no se les enseña a como serlo; por lo que es poco probable que los niños repasen en casa algún tema que no hayan comprendido.

Como resultado, es posible que tengan preguntas sin respuesta y, en el peor de los casos, no tengan éxito en el próximo examen y lo peor de todo será solo tiempo perdido el que han pasado en el aula, aunado a la falta de aprendizaje e interés en él.

4. Premios y castigos

La escuela a menudo utiliza un sistema de recompensas y castigos para incentivar a los alumnos a desempeñarse mejor. Sin embargo, es necesario reflexionar si esta práctica es sana y efectiva. ¿Realmente es justo etiquetar a los niños como «mejores» o «problema» en función de su desempeño en la escuela? ¿No podría esto afectar su autoestima y su desarrollo psicológico?

Además, muchas veces los castigos son impuestos sin tener en cuenta las necesidades individuales de los niños. Por ejemplo, ¿es justo castigar a un niño que se levanta porque necesita moverse después de estar sentado durante horas? ¿O castigar a un niño por comer fuera del horario establecido para el receso?

Es importante que la escuela reflexione sobre estas prácticas y busque alternativas más saludables y efectivas para motivar a los niños a aprender y a comportarse adecuadamente en el aula.

5. Siempre habrá un “experto”

En el sistema educativo tradicional, el maestro ocupa un papel fundamental como el experto en la materia que imparte y el encargado de evaluar el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, esta dinámica puede tener consecuencias negativas en el desarrollo de los niños.

Al depender en gran medida de la opinión del maestro, los niños pueden perder confianza en sí mismos y en su capacidad de aprender de manera autónoma. Además, al buscar constantemente la aprobación del maestro, pueden convertirse en adultos que necesitan la validación de los demás para sentirse seguros de sí mismos.

Es importante fomentar la independencia y la confianza en los niños, brindándoles las herramientas necesarias para que puedan aprender y desarrollarse por sí mismos. De esta manera, podrán enfrentar los desafíos de la vida con seguridad y autonomía.

6. Las calificaciones definen tu valor

«Tu valía se mide por tus calificaciones». Esta afirmación es comúnmente aceptada en el ámbito escolar, donde se premia a los estudiantes con altas calificaciones y se castiga a aquellos que no las alcanzan. Pero, ¿realmente el éxito en la vida se basa en las calificaciones escolares? Es cierto que un buen rendimiento académico pudiera abrir puertas, pero no es garantía de felicidad o éxito a largo plazo.

Los niños que obtienen altas calificaciones suelen recibir elogios y reconocimientos, lo que les puede generar una sensación de satisfacción. Sin embargo, esto no siempre se traduce en un futuro prometedor si no tienen una buena orientación y no se dedican a algo que les apasione. De hecho, muchas personas que obtuvieron excelentes calificaciones en la escuela pueden sentirse insatisfechas con su vida actual.

Por otro lado, los niños con bajas calificaciones suelen ser etiquetados como «malos estudiantes» y esto puede afectar su autoestima y su percepción de sí mismos. ¿Acaso vale menos una persona por tener malas calificaciones? Claramente no. Cada persona tiene habilidades y talentos únicos que no necesariamente se reflejan en las calificaciones escolares.

Por tanto, es importante no juzgar a los niños por sus calificaciones y en su lugar, fomentar su autoconocimiento y exploración de sus intereses y habilidades. Quizás un niño con malas calificaciones en la escuela tenga un talento innato para la música, la pintura, la tecnología, el deporte, entre otros. Es importante motivar a los niños a descubrir sus pasiones y trabajar en ellas, independientemente de las calificaciones escolares.

7. No tienen privacidad

En la escuela, los niños están constantemente bajo vigilancia y desde que son escolarizados, comienzan a perder el conocimiento de sí mismos, ya que no se les permite tener momentos a solas para pensar, relajarse o simplemente estar en paz consigo mismos.

Esta falta de privacidad y espacio personal puede llevar a que algunos adultos tengan dificultades para meditar, encontrarse a sí mismos y conocerse mejor. De hecho, algunas personas pueden incluso sentir temor a estar solas debido a la constante supervisión que experimentaron en la escuela.

8. Estrés

Desde una edad muy temprana, los niños escolarizados comienzan a experimentar situaciones que les generan estrés, como el tener demasiada tarea, los exámenes, la posibilidad de reprobar materias y, en consecuencia, ser castigados en casa. ¿Es todo esto realmente necesario? ¿Por qué no permitir que los niños sean simplemente niños durante el mayor tiempo posible? Fomentar el juego, incentivar su creatividad y evitar contribuir a sentimientos negativos.

A esto debemos sumar el estrés generado por el acoso escolar (bullying). No es de extrañar que, cuando sean mayores, estos niños sufran de ansiedad o incluso de enfermedades derivadas del estrés. Y eso sin mencionar las consecuencias más graves que pueden derivarse del acoso escolar, tanto para el acosado como para el acosador.

9. Grupos muy grandes

En las escuelas, los niños son agrupados en clases numerosas, lo cual plantea un gran reto en cuanto a cómo enseñarles de manera efectiva. Cada niño tiene sus propias habilidades, intereses y formas de aprender, por lo que es injusto y poco realista esperar que todos aprendan de la misma manera.

El enfoque educativo debería ser más individualizado, para poder atender las necesidades y fortalezas de cada niño. Desafortunadamente, en la mayoría de las escuelas esto no es posible, ya que el número de alumnos supera la capacidad de atención personalizada de los maestros.

Como resultado, muchos niños no están recibiendo la educación que necesitan y merecen, lo que puede afectar negativamente su futuro y su desarrollo como personas. Es importante que se tomen medidas para mejorar la calidad de la educación y encontrar maneras de enseñar que se adapten mejor a las necesidades y habilidades individuales de los niños.

10. Maestros indiferentes

Recientemente, he notado que cuando alguien me dice que quiere estudiar Educación y le pregunto por qué, a menudo recibo respuestas como: porque tienen muchas vacaciones, horarios de trabajo más cortos que en una empresa, mejores prestaciones, etc.

Me pregunto, ¿dónde están los profesores apasionados por su trabajo que eran dignos de respeto y admiración?

Quiero aclarar que no pienso esto de todos los profesores, hay muchos que son excelentes y aunque cada vez son menos, aún existen. Pero ¿cuál es la probabilidad de que mi hija tenga un buen maestro durante toda su educación?

También soy consciente de que algunos buenos maestros que desean marcar una diferencia tienen que adecuarse al sistema establecido, por lo que no es culpa de ellos.

11. Mi razón más fuerte

Tengo una razón que es aún más poderosa que todas las anteriores: la educación en casa me permite establecer una conexión profunda y significativa con mi hija, brindándole un aprendizaje respetuoso, efectivo y adaptado a sus necesidades y preferencias. De esta manera, evitará perder tiempo en temas irrelevantes y podrá centrarse en lo que realmente le apasiona. Para mí, esto no tiene precio y justifica todo el esfuerzo que implica educar sin escuela.

El problema no es la escuela

Después de leer lo anterior, es posible que pienses que odio la escuela, pero ese no es el caso. El problema no es la institución en sí, sino el sistema educativo que rige la misma.

Se han establecido reglas y planes de estudio que no fomentan la capacidad de los niños y jóvenes para encontrar y hacer actividades que les apasionen. La creatividad, las habilidades y fortalezas naturales no se incentivan lo suficiente.

Si nos remontamos a la historia, podemos observar que la escuela, tal como la conocemos hoy, se originó durante la Revolución Industrial con el propósito de preparar a las personas para trabajar en las empresas. En ese momento, esa estrategia fue beneficiosa y contribuyó al crecimiento económico y a grandes descubrimientos en diferentes rubros, como el científico y el médico.

El problema que veo es que, si mi hija no desea asistir a la universidad, ¿por qué debería perder tanto tiempo? Si, por el contrario, quiere ir, ella también puede hacerlo, pues, al educarla en casa, hay opciones.

No puedo hacer nada para cambiar el sistema educativo, ni siquiera lo pretendo, pero el hecho de que haya decidido brindarle a mi hija una educación distinta me impulsa en los días más difíciles.

Si has considerado la posibilidad de no enviar a tu hijo a la escuela, desescolarizarlo debido a una situación que haya vivido en la escuela, o si algo en el sistema educativo no te convence, te animo a que te informes porque existen alternativas.

La escuela es solamente un medio y no tiene por qué ser el único ni el método de enseñanza definitivo.

Ahora me gustaría saber cuáles son tus razones para educar en casa o considerar la opción de hacerlo. Cuéntame, ¿qué te motivó a buscar alternativas al sistema educativo tradicional? 🙂

 

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7 comentarios

  1. Hola!
    Yo decidí sacar a mi hijo de la escuela debido a la pandemia, ya desde primero de primaria recibía constantes quejas de mi hijo, incluso se volvió un poco violento, según los reportes de la maestra, cuando el era un niño demasiado tranquilo.
    Luego vino la pandemia, que me dió la oportunidad de involucrarme más con la educación de mi hijo y al volver a la escuela, toda la pesadilla de quejas regresó.
    Por eso decidí sacar a mi hijo, además de que empezó la apatía, etc.

    1. iHola Diana!

      Lamento escuchar que tu hijo y tú han pasado por una experiencia tan desafiante. Tu decisión de tomar un papel más activo en la educación de tu hijo es un testimonio de tu compromiso como madre.

      Es comprensible que la pandemia haya brindado una oportunidad única para involucrarte más en su educación y entender sus necesidades. La salud y el bienestar emocional de tu hijo son fundamentales, y tu determinación en crear un entorno de aprendizaje más positivo es digna de admiración.

      Recuerda que estás haciendo lo mejor para tu hijo y su desarrollo.

      Felicidades por tan valiente decisión.

      iUn abrazo!

  2. Muy buen articulo, pero por favor quita lo de «Youtuber». Los teléfonos móviles son la mayor perdición para nuestros hijos. Ninguna actividad relacionada el teléfono móvil debe servir como ejemplo positivo, ya que no tiene absolutamente nada de positivo.

    1. iHola Pablo!

      Que gusto saber que el artículo te ha gustado, me alegra que nos compartas tu punto de vista 🙂

      Fíjate que difiero con lo de Youtuber. En lo personal he conocido a Youtubers que me han aportado muchísimo, personas profesionales que aportan en distintos ámbitos: desarrollo personal, salud, ejercicio, nutrición, educación, etc… Incluso muy pronto empezaré el canal de Youtube de Educación en casa y eso me parece algo positivo, porque deseo seguir aportando ahora también en vídeo 😉 sin embargo, respeto mucho tu punto de vista 🙂

      Que tengas un lindo día.

      iUn abrazo!

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